Yoga para levantar el ánimo
Hoy vi una escena en la que me detuve para observar. Un paseador estaba con un grupo de perros e intentaba hacerlos cruzar la calle. Pero uno de ellos estaba totalmente recostado sobre la vereda, con su cabezota apoyada en las patas delanteras y una carita muy triste. No había forma de animarlo a levantarse. El paseador buscaba diferentes incentivos pero sus esfuerzos no rendían fruto. Pensé entonces cuán parecido a ese perrito nos sentimos a veces. Sin las más mínimas ganas de levantarnos y andar. Creyendo quizás que no hay un lugar al que valga la pena ir. Sin aceptar tampoco la ayuda del que se nos acerca para animarnos.
Desde el yoga, trabajamos con nosotros mismos y con nuestros estados anímicos. Empezando por fuera, el cuerpo, para llegar de a poco ahí dentro, bien en lo profundo de nuestro ser.

La postura del pez, sabiamente busca que con nuestro cuerpo imitemos a este ser de la naturaleza. El pez posee una columna flexible que le permite moverse con facilidad en su medio. Es ágil y le resulta fácil desplazarse lo cual hace armónicamente con sus pares. Cuando los seres humanos poseemos una columna vertebral rígida, esto demuestra que estamos deprimidos o que tenemos una imagen empobrecida de nosotros mismos. Y esta falta de flexibilidad en la columna no es otra cosa que falta de flexibilidad en nuestra actitud, lo cual afecta directamente nuestra relación con los demás.
Al adoptar esta postura entonces, permitimos que nuestro cuerpo nade en las aguas de las emociones que quizás no nos permitan ver con claridad. Al abrir el pecho, nos sentimos emocionalmente estables.
Con el tiempo, si logramos relajarnos en la postura, adquiriremos fuerza, fe y confianza para levantarnos y andar.