Es un método natural, no invasivo, en el que realizamos ejercicios faciales. Aprendemos a trabajar con los músculos del rostro igual que lo hacemos con los músculos del cuerpo en una clase de yoga.

En una clase de yoga facial, realizamos ejercicios y posturas con la musculatura del rostro para tonificarlo. Es decir que vamos mas allá de querer mejorar la piel (si bien también se beneficia). Entrenamos más profundo llegando al músculo. Este método incluye también puntos de acupresión y prácticas de relajación que te traerán mucha paz y más sonrisas.

Vamos a practicar juntas y vas a llevarte mucho conocimiento acerca de tu rostro para el día a día. 

Entre otros, el yoga facial ayuda a evitar o disminuir los efectos del envejecimiento del rostro, tales como la flacidez, las arrugas y los efectos de la gravedad, tales como párpados caídos, papada, etc. 

Con este método compensamos las consecuencias del estrés en el rostro ya que aprendemos cómo relajarlo y cómo liberar esas tensiones que acumulamos en las mandíbulas, en el cuero cabelludo y en muchas otras áreas que irás descubriendo en vos misma.

Aumenta el flujo sanguíneo, la circulación y, en consecuencia, mejora el metabolismo de la piel.

No necesariamente. Está en tus manos hasta dónde lo quieras llevar. Integrar el rostro al trabajo con vos misma puede hacerte observar cómo te estás comunicando con el mundo. Qué mensaje dan tus gestos a los que te miran. Hay todo un mundo maravilloso para descubrir ahí.